jue. Dic 4th, 2025

El mapa de las exportaciones frutícolas en el hemisferio sur está experimentando una reconfiguración histórica. Cifras recientes confirman una tendencia que se venía advirtiendo en el sector: Perú ha logrado superar a Chile en valor exportado. Entre enero y octubre de 2025, los envíos peruanos alcanzaron los 11.300 millones de dólares, dejando atrás a los 10.700 millones registrados por la industria chilena en el mismo periodo.

Este “sorpasso” no es casualidad, sino el resultado de estrategias diferenciadas. Mientras Chile ha mantenido un crecimiento anual compuesto del 7,6% entre 2021 y 2024, el país vecino aceleró al 12,4%. Rony Corvera, director de Fresh Fruit, es enfático al señalar que la canasta peruana muestra un crecimiento sustancial porque se han tomado el tema agrícola con seriedad estratégica.

Los motores del auge peruano

El dinamismo del competidor del norte se sustenta en tres pilares: arándanos, uvas y paltas. Las cifras son elocuentes; en 2024, los arándanos peruanos lideraron con 2.342 millones de dólares, impulsados por un crecimiento explosivo promedio del 122% anual desde 2010. En contraste, Chile exportó 1.341 millones en uvas y 292 millones en paltas ese mismo año.

Desde la perspectiva local, Iván Marambio, presidente de Frutas de Chile, atribuye este fenómeno a una combinación de incentivos políticos —como la Ley de Promoción Agraria que redujo la tasa corporativa al 15%—, la expansión agresiva del riego a través de programas nacionales y, paradójicamente, la inversión de capitales chilenos en tierras peruanas. A esto se suman mejoras logísticas clave, como la modernización de aeropuertos y la puesta en marcha del megapuerto de Chancay.

Ajuste de expectativas en la campaña de la cereza

Pese a ceder el liderazgo en el volumen total de divisas, Chile mantiene su hegemonía en su producto estrella: la cereza. Sin embargo, la actual temporada presenta desafíos agronómicos importantes. Las proyecciones se han ajustado a la baja, estimando una cosecha de entre 115 y 120 millones de cajas, una cifra considerablemente menor al pronóstico original de 131 millones.

Nicolás Michelini, de la exportadora Quelen Fruit, explica que la disminución responde a factores climáticos y de manejo: heladas, una poda más agresiva tras un año de altos volúmenes y cierto agotamiento en algunos huertos. “Deberíamos haber sabido que este año los árboles no producirían tanta fruta como el anterior”, reconoce el experto. No obstante, lo que se pierde en volumen se está ganando en atributos; la fruta presenta calibres superiores y una firmeza que el mercado internacional valora enormemente.

Una temporada adelantada y veloz

Lo curioso de este ciclo es la velocidad de los envíos. A nivel industrial, se ha exportado un 85% más de fruta a la fecha en comparación con el año anterior, un fenómeno ligado al adelanto de las cosechas más que a una mayor disponibilidad de producto.

Esta premura ha tenido efectos mixtos en la comercialización. Si bien los precios son más bajos que el año pasado debido al uso intensivo de flete aéreo, la demanda se mantiene estable gracias a la excelente calidad de la fruta. Michelini destaca que la logística fluye sin contratiempos y que el retail global continúa su transición hacia empaques más pequeños para el consumidor final y la adopción de nuevas variedades.

La mirada desde el mercado norteamericano

En Estados Unidos, principal destino para gran parte de la fruta sudamericana, la recepción es optimista. Los primeros lotes de cerezas chilenas arribaron a inicios de noviembre y se espera el grueso de los arribos marítimos para mediados de diciembre. Chuck Sinks, de Honeybear Brands, proyecta una temporada sólida en términos de calidad, anticipando un flujo de volumen ligeramente mayor hacia ese mercado.

Existe, sin embargo, cautela entre los importadores. La consigna es mantener el equilibrio para no saturar la plaza y provocar caídas de precios indeseadas. “Sentimos que podemos vender los volúmenes con la calidad adecuada”, asegura Sinks, reflejando una confianza moderada en que el mercado absorberá bien la oferta.

Hacia una posible colaboración estratégica

Más allá de la competencia por las cifras macroeconómicas, actores de ambos países ven oportunidades en la sinergia. Carlos Inga, del Midagri peruano, señala que existe una clara intención de formar alianzas estratégicas. El objetivo sería garantizar el abastecimiento de productos como paltas, arándanos, cítricos y uvas durante todo el año, aprovechando la complementariedad de las ventanas de producción de ambas naciones para enfrentar las exigentes demandas logísticas y fitosanitarias de los mercados globales.